Jesus is our Divine Physician 2/17
Once, when I was a rambunctious child, I was playing outside barefoot and somehow got a splinter lodged within my foot. Every time I took a step, it went deeper. I was in so much pain but wouldn’t acknowledge it, because I knew my mom would then force the splinter out painfully. Eventually, the discomfort was too much. I rushed to my mom and begged for her help. I was so relieved when the splinter came out, I regretted not asking my mom for help sooner.
Today, Jesus is criticized for spending time with sinners and unseemly figures. Jesus replies, "Those who are healthy do not need a physician, but the sick do. I have not come to call the righteous to repentance but sinners."
Jesus calls and desires to heal everyone- but not everyone responds. Jesus challenges the Pharisees, and us too, to acknowledge that all of us are “sick” because we are all sinners. Our brokenness is in need of healing. It’s easier to see the flaws and weaknesses of others rather than ourselves, but in being self-righteous, we can’t respond to Jesus. Jesus can’t heal us until we recognize we need healing.
Where do you need healing? Physically, mentally, spiritually? Where do you need the splinters in your life taken out by our divine physician? Do you trust Him to heal you?
Lord, help us to see that we are all sinners in need of your healing touch. Through your love and mercy, you call us. Help us to respond.
--Amanda Jewett
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Jesús es nuestro médico divino 2/17
Una vez cuando yo era un niño bullicioso, estaba jugando afuera descalzo y una astilla de madera se me metió en un pie. Cada vez que daba un paso se metía más adentro. Me dolía muchísimo, pero yo no lo admitía porque sabía que mi mamá intentaría sacarla y me dolería más. Eventualmente la incomodidad era demasiada. Fui aprisa donde mi madre y le pedí que me ayudara. Me sentí aliviado cuando mi mamá me sacó la astilla, me arrepentí de no haberle pedido ayuda antes.
En el evangelio de hoy Jesús es criticado por pasar tiempo con pecadores y figuras impropias. Jesús les responde: "No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan”.
Jesús nos llama y desea salvarnos a todos, pero no todos respondemos. Jesús reta a los Fariseos, y a nosotros también, a reconocer que todos estamos enfermos, porque todos somos pecadores. Nuestro quebrantamiento necesita sanación.
Es más fácil ver los defectos y las debilidades en los demás que en nosotros mismos, pero justificándonos no podemos responder a Jesús. Jesús no puede sanarnos hasta que reconozcamos que necesitamos sanación.
¿Dónde necesitas sanación? ¿Necesitas sanación física, mental, emocional o espiritual? ¿De dónde necesitas que nuestro médico divino saque tus astillas? ¿Confías en que El Señor puede sanarte?
Señor, ayúdanos a reconocer que todos somos pecadores en necesidad de tu mano sanadora. Por tu amor y misericordia nos llamas, ayúdanos a responderte.
--Amanda Jewett