Trust in God 2/25
I have sometimes wondered how I would have reacted had I been in Abraham’s shoes (or, probably sandals) and God had asked me to sacrifice my only son to Him as a sign of my faith. It would have been heartbreakingly difficult, and without an ENORMOUS infusion of grace, and supported only my own strength, I’m sure I would have FAILED the test.
How do I know that? Because I have failed the test in much simpler circumstances over and over in my life, where the stakes are not nearly as high. The Lord asked me for simple sacrifices (fasting from certain things that I enjoy, undertaking uncomfortable and difficult chores with joy, spending more time more frequently in quiet prayer) and all too often I refused.
I either pretended not to hear Him, or succeed in convincing myself that it probably wasn’t really the Lord speaking in the first place.
Now, today, realizing my own rather selfish past, I am invited, once again, to TRUST the Lord: to believe that He offers me the grace to overcome those sinful self-centered patterns of behavior TODAY. And then, FORTIFIED by God’s grace, maybe I will one day succeed in being able to imitate, even in small ways, Abraham’s awesome faith.
--Deacon Bill Richardson
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Confianza en Dios 2/25
Me he preguntado a veces cómo habría reaccionado si hubiera estado en los zapatos (o, más bien, las sandalias) de Abraham, y Dios me hubiera pedido el sacrificio de mi único hijo como señal de mi fe en Él. Habría sido horrorosamente difícil, y sin una gran abundancia de gracia, y sosteniéndo-me solamente con mi propia fuerza, estoy seguro de que yo habría fallado.
?Cómo lo sé? Sencillamente porque he fallado la prueba de fe una y otra vez a lo largo de mi vida, cuando me costaba mucho menos. El Señor me ha pedido pequeños sacrificios (ayunar de ciertas cosas que me gustan, por ejemplo, o hacer un trabajo incómodo que me cuesta, pero sin quejarme, o tomar más tiempo más a menudo, para estar en oración silenciosa), y demasiado a menudo he rehusado.
O me hago el sordo, o logro convencerme a mí mismo de que a lo mejor no era realmente el Señor el que me lo estaba pidiendo.
Ahora, hoy, reconociendo mi pasado lleno de egoismo, escucho de nuevo la invitación de poner mi CONFIANZA en el Señor; de creer que El me ofrece HOY la gracia para sobrellevar esa manera de vivir pecaminosa centrada en mí mismo. Después, fortalecido por esa gracia divina, quizás algún dia logre imitar, aunque sea en cosas pequeñas, esa gran fe de Abraham.
--Deacon Bill Richardson