Eyes for You 3/1
Why did the rich man not help the poor man lying at his door? Being rich is not a problem, but being rich with a poor heart is, which is why the rich man ended up in the place of torment, but Lazarus in the bosom of Abraham. The rich man asked that Lazarus be sent to warn his brothers, but Abraham replied that they have Moses and the prophets. In Matthew 22, Jesus says the whole law (Moses) and the prophets depend on two commandments: to love God with all our heart, mind and soul and our neighbor as ourselves. If the rich man could not alleviate the suffering of the poor man he saw at his door, how could he love the God he could not see? The words “…you did it to me/…did not do to me” echo in our memories.
If we consider that we have not only Moses and the prophets but also the resurrected Jesus, how much more can God give us? We are the rich ones now, having been fed with the Word of life, the bread from Heaven and the streams of water that flow from the Living Temple. How many Lazarus-types do we encounter each day that are hungry not only for food, but for a kind word, a look into their eyes, for Truth and beauty, for love and all that fills the soul?
St. Teresa of Calcutta, when she saw a person approaching her that she did not like, said to her companion “Here comes Jesus in that irritating disguise”.
Lord, I want to see… I want to see You in everyone I meet, in whatever disguise You may be wearing, and then do something worthy of You.
--Jeff Petersen
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Mirada fija en Ti 3/1
¿Por qué el hombre rico no ayudo al pobre hombre acostado a su puerta? Ser rico no es un problema, pero ser rico con un corazón pobre es un problema, y por eso el hombre rico terminó en el lugar de tormento, y Lázaro en el seno de Abraham. El hombre rico pidió que Lázaro fuera enviado para advertir a sus hermanos, pero Abraham le respondió que ellos tenían a Moisés y a los profetas. En Mateo 22, Jesús dice que toda la ley (de Moisés) y los profetas dependen de dos mandamientos: amar a Dios con todo nuestro corazón, mente y alma y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si el hombre rico no podría aliviar el sufrimiento del pobre hombre que vio en su puerta, ¿cómo podría él amar a un Dios no podía ver? Las palabras “... me lo hiciste a mi/... no lo hiciste" hacen un eco en nuestra memoria.
Si tomamos en cuenta que no sólo tenemos a Moisés y a los profetas, sino también a Jesús resucitado, ¿Que más nos puede dar Dios? Ahora somos los ricos, porque hemos sido alimentados con la Palabra de Vida, el Pan del Cielo y las fuentes de agua que fluyen desde el Templo de la Vida. ¿Cuántos tipos de “Lázaro” nos encontramos día a día que tienen hambre no sólo de alimentos, pero una palabra amable, una mirada a los ojos, de verdad y belleza, de amor y todo lo que llena el alma?
Santa Teresa de Calcuta decía: "aquí viene Jesús con un disfraz irritante" cuando se le acercaba una persona que le desagradaba.
Señor, quiero ver... Quiero verte en cada persona que me encuentro, en cualquier disfraz que estés usando, y luego hacer algo digno de Ti.
--Jeff Petersen