Jesus: the True Light 3/11
In today’s gospel, Jesus gives sight to a man born blind by instructing him to go and wash his eyes in the Pool of Siloam. In this passage, Jesus Christ not only referred to himself as the true light that enlightens the world but he also proved that he is indeed the source of light. Not only do the waters of Siloam signify the waters of baptism in which we are all immersed, but in a deeper sense as St. Ambrose puts it, “the Passion of Christ became a fountain where the blindness of all Christians was washed away and their eyes were opened and they could see the light.”
Notice that the man born blind saw Jesus as the Messiah and acknowledged this truth but the Pharisees who knew more about God’s promise of the Messiah, seemed to be spiritually blind to this truth. Spiritual blindness can be in the form of ego, constantly being judgmental of others, putting others down in other to appear better, and the list goes on. The good news is that Jesus gives us the assurance that He has come “so that those who do not see might see.” All he wants from us is the same response as the blind man’s: “I do believe, Lord.”
--Fr. Anthony Ahamefule
Jesús: la verdadera luz 3/11
En el Evangelio de hoy, Jesús le da la vista a un hombre ciego de nacimiento mandándole a lavar sus ojos en la piscina de Siloé. En esta lectura, Jesucristo no sólo se refiere a sí mismo como la verdadera luz que ilumina el mundo, pero también demostró que Él es la fuente de la luz. Las aguas de Siloé no sólo representan las aguas del bautismo en la que somos sumergidos, pero en un sentido más profundo como dice Sn. Ambrosio, "la pasión de Cristo se convirtió en una fuente donde la ceguera de todos los cristianos fue eliminada y los ojos se abrieron para ver la luz".
Observa como el ciego de nacimiento se da cuenta que Jesús es el Mesías y reconoce esta verdad, y los fariseos que sabía más sobre la promesa de Dios del Mesías, no se dieron cuenta. Al parecer ellos eran espiritualmente ciegos a esta verdad. Ceguera espiritual puede ser en forma de ego, criticando constantemente a los demás, menospreciando a los demás para vernos mejor, y así sucesivamente. La buena noticia es que Jesús nos da la certeza de que ha venido "para que aquellos que no pueden ver, puedan ver." Lo único que pide de nosotros es la misma respuesta que el ciego: “Si creo, Señor.”
--Fr. Anthony Ahamefule